Río, la ciudad más violenta de los últimos cuatro Juegos Olímpicos

Ana Cruz Manjarrez
6 min readAug 4, 2016

“Bienvenido al infierno”, así recibían los policías de Río de Janeiro a los turistas que llegaban a la ciudad a 30 días del inicio de los Juegos Olímpicos. La leyenda escrita en inglés, para que no hubiera duda a quién iba destinado el mensaje, servía como recordatorio de la situación social del país sede de la fiesta deportiva, un sitio donde diariamente 11.5 personas murieron asesinadas en actos violentos y se registraron 107.7 robos a transeúntes durante el primer semestre del año.

Para las autoridades brasileñas la cifra es todo un logro, sobre todo porque hace un par de años los índices de violencia en la ciudad eran mayores. Los registros durante los primeros seis meses del 2016 es 22.8% más baja que en el mismo periodo, pero del año anterior.

Además, con una tasa de 18 muertes por cada 100,000 habitantes, variables para evaluar el nivel de violencia de las ciudades, la urbe brasileña es 6.6 veces menos violenta que Caracas, Venezuela, el nivel más violento del mundo, con un índice de 119 muertes por cada 100,000 personas.

Entonces, ¿por qué concebir a la violencia como una amenaza durante la celebración de los Juegos Olímpicos? Las cifras dan argumentos a las autoridades para disminuir la presión mediática al evento; no obstante, ¿qué tan segura puede ser una ciudad donde los mismos policías califican de infierno?, o peor aún, donde puedes ser confundido por un rival del narcotráfico sólo por el vehículo que conduces.

Eso le sucedió, en octubre del 2015 a Regina Murmura, una empresaria de 70 años, quien volvía a casa con su marido Francisco, de 69 años, tras una velada en la ciudad de Niteroi, en el litoral de Río de Janeiro. La pareja decidió usar el GPS para encontrar el camino más corto a su hogar, pero como el sistema por defecto sugiere la ruta más corta, ésta los conduce por la favela Caramujo, donde son recibidos a tiros, en un callejón sin salida.

El jefe del narcotráfico del Morro do Caramujo, Tineném, es considerado uno de los bandidos más violentos de Río. Tanto, que hay una recompensa de un millón de reales para quien ofrezca información sobre él. El uso del GPS es una práctica de riesgo en todo Río de Janeiro, ya que hay varios antecedentes de este tipo, donde el camino equivocado te conduce a la muerte.

“Rio de Janeiro, históricamente, ha sido una ciudad con altos índices de violencia, sobre todo en sus zonas periféricas. La aplicación de las policías pacificadoras en el sur, la zona turística, Copacabana, Ipanema, Botafogo y Barra de Tijuca -sede del parque olímpico-, han desplazado a miles de habitantes de las favelas y han reforzado la seguridad. Yo diría que los turistas que van a estar en los Juegos Olímpicos, en su mayoría y si nos basamos en lo que ocurrió en el mundial de futbol, no habría inconvenientes, porque la seguridad va a estar reforzada para los turistas”, indica Fernando Segura Trejo, Doctor en sociología por el Centro de Investigaciones y Docencia Económicas (CIDE).

El profesor que radica en Brasil desde 2013, indica hay que hacer diferencia entre las amenazas a la seguridad de los Juegos Olímpicos, entre los actos terroristas a los que se convierte en objetivo primario por el simple hecho de albergar la justa deportiva, y el fenómeno de percepción de inseguridad de los habitantes de Río de Janeiro.

Es verdad, por un lado, los Juegos Olímpicos de 2016 se desarrollarán en la ciudad con los índices de violencia más altos de las cuatro últimas ediciones. Sídney (1.3 homicidios por cada 100,000 habitantes), Atenas (0.8), Beijing (1.8) y Londres (1.92) tuvieron registros inferiores al momento de recibir los juegos, en comparación con Río de Janeiro.

No obstante, el foco mediático del evento deportivo del año es una buena vitrina para legitimar propuestas sociales, por ejemplo: en el año 2000, alrededor de 200 personas marcharon desde el Parque Victoria a la oficina del entonces primer ministro, John Howard, para protestar por el tratamiento de la población aborigen de Australia, a unas semanas de la inauguración de los Juegos Olímpicos. La respuesta fue la designación de Cathy Freeman como abanderada de la delegación australiana, una corredora de 400 metros planos con raíces aborígenes de la isla.

Lo mismo sucedió con el gasto excesivo en Grecia para los Juegos; o la crisis de derechos humanos como contexto en los Beijing, o la crisis de seguridad y terrorismo durante Londres, los últimos Juegos Olímpicos.

“Tengo la percepción que para los turistas puede ser un lugar seguro; ahora, los índices de violencia se dan en favelas que están alejadas de la zona sur y centro de Río de Janeiro, principalmente el norte, zona oeste y en el estado de Río de Janeiro, es ahí donde los habitantes sufren la mayor cantidad de violencia, de robo y represión, incluso con disparos de la policía, con muertes que están documentadas por el Instituto de Seguridad Pública, y donde raramente los turistas se acercan”, añade Fernando Segura Trejo.

Así lo explica el Doctor en Sociología: los más afectados por la violencia urbana son los ciudadanos alejados de las zonas turísticas y quienes quedarán desprotegidos durante los juegos.

El informe El buen policía tiene miedo: Los costos de la violencia policial en Río de Janeiro revela que se registraron un total de 645 civiles muertos -en 2015- en intervenciones policiales en la ciudad brasileña.

“El número de muertos por acciones policiales es mucho mayor que el número de bajas en la policía, haciendo que sea difícil creer que todas estas muertes hayan ocurrido en situaciones en que la policía estaba siendo atacada”, dice el informe.

A modo de comparación, Human Rights Watch (HRW), autora del reporte, indica que la relación entre civiles muertos en acciones policiales y agentes muertos en servicio en Sudáfrica, que es de 11 a uno, y en Estados Unidos, que es de nueve a uno, devela una complicidad entre policías y delincuentes, la cultura policial brasileña que estimula la violencia, el estrés y el entrenamiento insuficiente de los agentes son algunas de las causas apuntadas como responsables por la situación.

Otro aspecto que no ayuda a mejorar la concepción de violencia es que la impunidad que propicia el aumento de asesinatos y ejecuciones de civiles por parte de la policía. Para medir ese aspecto, fueron analizados 64 casos de uso de violencia policial letal considerados ilegales por HRW. De esos 64 casos analizados, solo ocho fueron a juicio y cuatro resultaron en la condena de los agentes involucrados. En 52 casos, no había registro de que hubiera habido peritaje en la escena del delito.

“El salario del policía ya es bajo de por sí. Si encima no hay presupuesto para pagar los sueldos, eso agrava la escasez de policías en las calles”, explicó Fernando Bandeira, director del sindicato, que asegura que un policía raso gana entre dos y tres mil reales al mes (entre 630 y 930 dólares), además de adeudos en comisiones y prestaciones desde mayo del año en curso.

“Habrá que preguntarles a los habitantes de las zonas periféricas de Río de Janeiro que legado positivo les deja los Juegos Olímpicos. No me queda claro”, esgrime el Doctor en sociología.

Y es que hace unas semanas se dio a conocer las adecuaciones en el sistema de salud de Río de Janeiro con motivo de los juegos. Centenares de ambulancias y los hospitales de la ciudad tendrán como prioridad los visitantes a los Juegos Olímpicos, por lo que para los residentes no es conveniente enfermarse durante al menos tres semanas.

Al menos 85,000 elementos de seguridad resguardarán las sedes de las competencias, grupos de élite se han preparado para enfrentar las amenazas del terrorismo. Los Juegos Olímpicos de Río 2016 estarán blindados, en una ciudad violenta y con el descontento social de los habitantes por la pérdida en la percepción de seguridad.

--

--

Ana Cruz Manjarrez

Comunicóloga. Reportera. Antes en: juanfutbol, VICE en Español, Cámara Húngara, Goal en Español, Referee. Contacto: an.cmanjarrezt@gmail.com, Tw: @_anniemals